Tajamar y Chiapas * Súmenle el exterminio de la Selva Lacandona, la devastación de mineras y otras.

MIGUEL ANGEL CARRILLO BARRIOS

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- Las 57 hectáreas que conforman la devastación del manglar Tajamar, en el Estado de Quintana Roo, resultan una verdadera miseria si comparamos que de 1980 al 2010, la biósfera de Montes Azules en el Estado de Chiapas, ha perdido más de 460 mil hectáreas de su riqueza natural.

Tajamar y su devastación es miserable comparada con los irreparable destrucción irreversible que están causando las mineras propiedad de extranjeros en toda la zona serrana de la frontera México-Guatemala, donde los extranjeros, se dan el lujo de ordenar a las autoridades encarcelar a todos aquellos chiapanecos que se atreven a defender su patrimonio ancestral.

El problema Tajamar, sigue siendo miserable comparado con la desgracia en que están convertidas los otrora, famosos Lagos de Montebello, en el municipio de Trinitaria; lagos que están casi repletos de lirio acuático, sus lagos despiden fétidos olores y en sus alrededores, es notoria las toneladas de basura inorgánica que arrojan tanto propios como extraños.

Siguen siendo pocas las 57 hectáreas de Tajamar comparada con la irreparable e impune devastación que madereros oficiales como furtivos vienen haciendo en toda la denominada Selva del Ocote, en los municipios de Cintalapa, Ocozocoautla y Berriozábal, donde ya no es novedad encontrar pesados rabones con cargas de madera en rollo.

Llaman devastación a Tajamar, cuando el río Grijalva, por su paso desde Amatenango de la Frontera, hasta su entrada a Tabasco sufre miles de miles de descargas de aguas residuales y negras; también en él se descargan millones de litros de altos contaminantes químicos como plomo u otras sustancias que están causando la muerte de miles de especies y la alteración genética de otros miles más.

Más triste es saber que en Chiapas nada pasa ni pasará; pues en las narices de los funcionarios se localiza la Reserva Natural “PROTEGIDA” conocida como Cañón del Sumidero, donde aceleradamente está sufriendo una invasión y lo que es más despreciable es que los invasores, son personas que poseen casas en una y otra colonia de la capital chiapaneca.

Al gobierno verde chiapaneco, nada le importa aplacar las voces de todos aquellos ambientalistas que protestan a petición de los mineros extranjeros y en estos momentos, las autoridades de Chiapas, están extremadamente interesadas en atender a Jorge Mario Bergoglio o el Papa Francisco, como es conocido, que atender la problemática ambiental.

En Chiapas, aceleradamente se nota la agonía de grandes bastiones de reservas naturales como las que menciono y así podría continuar mencionando a tantas que han sido abandonadas a su suerte por las instituciones que dicen tener el cuidado, sí, solamente lo tienen por decreto pero nunca en acciones.

De continuar la devastación de la naturaleza en muy pocos años, “Chiapas será un páramo” dijera un ex legislador del PFCRN, Artemio Rojas Mandujano, hace unos cuantos años y ya lo es, pero si no se aplica la ley, dejará de ser un páramo para elevarse a la categoría de desierto, pues solo sobra decir que un 90% de las tierras que hace algunos años fueron nominadas por las mismas autoridades como el granero de México, ahora no producen ni siquiera una toneladas por hectárea, concretamente en la región frailesca.